17/8/10

Juguemos a ser modernos




-Me tengo que subir ya –anuncia un joven muchacho en la concurrida reunión.
-¿Porqué? Todavía es pronto –le dice otra al ver que su intención es, efectivamente, la de marcharse.
-Tengo que hacerme la comida, unos filetillos y algo de patatas –explica el muchacho.
-Que te la hagan tus hermanas –indica otro rápidamente.
-¡Hombre, para eso están ellas! –responde el muchacho sin pizca de sarcasmo- Pero es que estoy solo.
-Las mujeres son quienes han de cocinar –exclama otro entre risas.
Se escuchan risas generales en el grupo ante esas ocurrencias y el muchacho se marcha a su casa para cocinar algo. Largos minutos más tarde nuevamente baja junto al resto de muchachos.
-Ya está solucionado –exclama tomando asiento de nuevo- He puesto todo en orden.
Imagino que ya habrían llegado a casa sus hermanas y las había dejado a ellas cocinando.

 
Esta por desgracia no es una conversación ficticia, siquiera pertenece a otra época; he podido escucharla hoy en la sombrilla contigua. Tampoco es una conversación mantenida entre personas que pertenezcan a generaciones anteriores, que irremediablemente absorvieron ideas y pensamientos que poco tienen de gratificantes hoy en día. No, es una conversación mantenida entre personas más jovenes que yo, que rondan los 17 años.
No he podido evitar escuchar sus palabras, ya que estaban a pocos pasos de mi, y tampoco he podido refrenar una mueca de espanto. No tanto por ellos, los jóvenes muchachos que emitían tan extravagantes declaraciones; sino por ellas, las chicas que les reían la gracia.
Me resulta vergonzoso en un hombre escuchar semejante opinión sobre el papel que ha de tener una mujer, de hecho en todas las ocasiones en que algun conocido ha dirigido en mi presencia expresiones de ese tipo no he podido evitar reprobar sus palabras. Pero que una mujer joven se ría de semejante atropello a la dignidad del resto de su género me parece indignante. Ninguna de las dos muchachas que había en la reunión dijo nada sobre aquello. Detrás de esa fachada de jóvenes modernos se esconde una mentalidad retrógrada, alimentada (imagino) por una familia con las mismas ideas conservadoras.
Por fortuna sólo es una conversación aislada, muchos jóvenes no tienen esa opinión sobre la mujer; pero sin duda da mucho que pensar. Tener 17 años y portar una mentalidad de 80 asusta un poco... 



Espero que estéis disfrutando las vacaciones, a mi ya me queda poco para volver.