26/3/09

Caminos

Llevo sin escribir mucho tiempo, quizás demasiado; lo cierto es que he tenido exámenes, trabajos y un poco de "vacío emocional". Con esta expresión me refiero a esa sensación de no saber que escribir, o de escribir algo hueco, cuando las palabras no logran reflejar verdaderamente cómo te sientes. Seguro que lo habéis experimentado alguna vez.
Pues bien, en todo este mes no me ha pasado nada espectacular pero me han ocurrido cientos de cosas buenas (también malas, pero esas no tienen importancia para mí). Podría enumerarlas una a una, desde mi primera clase de coche hasta un gracioso suceso con un Euro, pero creo que hay algo transcendental en todos nuestros hechos cotidianos, todos (en mayor o menor medida) nos llevan a algún sitio.
No hablo de metafísica ni de un camino marcado desde el momento en que nacemos, hablo de algo mucho más profundo y natural...el sentido de nuestros propios pasos. Nadie elige nuestro camino en la vida, nadie nos obliga a tomar una dirección u otra, somos nosotros los que lo vamos marcando cada día. Somos nosotros los que nos equivocamos de dirección y rectificamos o no, los que saltamos un muro para acceder a un camino nuevo o los que nos quedamos parados ante la señal de Prohibido el paso.
Pero lo mejor de los caminos es que crees saber a donde te llevan cuando en realidad no es así, nadie sabe lo que le espera a la mañana siguiente, nadie sabe si ha tomado el camino adecuado o si realmente llegará a algún sitio. Esa es la cualidad más hermosa de nuestra vida, no conocer la ruta de los caminos. No nacimos con un mapa bajo el brazo, ni con una brújula, pero nacimos con alma, razón y corazón. Esas son las tres brújulas que nos guiarán durante el camino, pero hay que saber utilizarlas correctamente y su debido tiempo, y eso sólo se aprende andando.
Obviamente existen también imanes, y muy potentes, que nos intentarán alejar de nuestro camino (digo nuestro, el que nosotros escogemos, y no digo el camino correcto). La sociedad que ha marcado un camino supuestamente correcto, nuestros amigos, nuestra familia...hay cientos de imanes. Hemos de tener la habilidad para repelerlos, mejor seguir tu camino y equivocarte que no seguirlo y resignarte.
Y en los últimos meses siento que he escogido caminos que me gustan; acertados o equivocados, no me importa. Lo cierto es que, al igual que todos los ríos conducen al mar, todos los caminos conducen a la tierra (bajo tierra mejor dicho), y lo importante es saber disfrutan del paisaje durante el camino, que nuestra instancia en este mundo consista en vivir y no en sobrevivir...