30/9/10

Huidos y escondidos



Detrás de palabras hirientes y malogradas estás tú, odio irracional, expresión primera del hombre.
Detrás de los espejos se esconde a buen recaudo la belleza, esperando mostrarse ante su víctima.
Detrás de la pared se esconde el mundo real, furtivo, salvaje y enamorado de la anarquía.
Detrás del velo se esconde la dignidad de una mujer, la belleza de sus rasgos lapidada.
Detrás de palabras francas y exhumadas está la pasión, la huida del cautiverio, que cansada de esconderse ha dado la cara al mundo.


Éste, plagado de secretos, estafas y huidas, no se siente capaz de soportar el peso de la sinceridad ni la belleza de la verdad.


El mundo da la espalda a ello y alquien llora en un rincón. Llora sus penas y su frustación, su desilusión.


¡Acaba de huir la esperanza! -grita alguien.
No es posible -dice otro-porque la guardo yo.


29/9/10

HUELGA GENERAL


Finalmenté logré despejar mis dudas, agradezco vuestros comentarios en la anterior entrada (que responderé cuando tenga un minuto) puesto que me ayudaron a aclararme y a ver la situación desde distintos puntos de vista.
Sí, quizá los sindicatos no estén en su mejor momento, pero esta huelga es del trabajador y este es un momento para lograr mediante la unidad un objetivo común: la defensa de nuestros derechos.

26/9/10

29-S ¿Circo mediático?


A pocos días para la huelga aún no tengo absolutamente claro que hacer ese día. Se me presenta un extraño conflicto de ideas, por un lado creo imprescindible formar parte de ella puesto que hemos de defender nuestros derechos ante quienes los están recortando y maltratando; pero por otro lado no quiero dar mi apoyo a los sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT) ni bailar al son que han marcado.

A modo de exposición de motivos, desde mi punto de vista esta huelga debía de haber tenido lugar mucho tiempo atrás, no sólo antes de que la reforma laboral fuera algo definitivo y cerrado sino cuando comenzaron a emplearse una serie de políticas que perjudicaban al trabajador. Ahora, una vez que la reforma es algo palpable y de difícil retroceso, las posibilidades de que algo cambie han mermado bastante, dado la tardía reacción.

Por otro lado, no puedo evitar mostrar no sólo mis discrepancia con algunos sindicatos sino también mi desconfianza hacia ellos. ¿Realmente se mueven actualmente en beneficio de los trabajadores o están mirando más bien por su interés? Siendo sincera, creo que todo lo que CCOO y UGT han montado en torno a esta jornada de huelga ha sido una especie de paripé para dar la imagen de actividad, una especie de circo mediático para dar la impresión de estar haciendo algo por el trabajador.

Creo que hay mucha gente que se encuentra en la misma situación que yo, no sabe si ir o no porque considera que la gestión de determinados sindicatos no ha sido la correcta. Personalmente no me agrada la idea de acudir el 29 para bailar al son que ellos han ido marcando en el último mes, para que al día siguiente puedan decir que hubo no se cuantos miles de personas que les apoyaron. Pero está claro que no dejaré la lucha a un lado ni permitiré que con mi ausencia se de un paso atrás, acudiré a la huelga en defensa del trabajador, y no como apoyo a CCOO y UGT.

El 29-S es una fecha para el trabajador, no para algunos sindicatos.

17/9/10

Legados indeseables


Bien es sabido por todos que nuestras ciudades siguen estando pobladas de estatuas y conmemoraciones dedicadas a personajes históricos que no destacaron precisamente por su labor social, intelectual ni cultural y que sin embargo tienen ese hueco honorífico en nuestras calles.


Paseando por las calles de Granada capital se puede uno encontrar varios monumentos que conmemoran la figura del dictador Primo de Rivera, uno de ellos es una estatua ubicada en una pequeña plaza cerca de la Fuente de las Batallas y otro es un grabado en el lateral de la Catedral de Granada, abajo podéis ver con detalle ambos.

(detalle de la estatua)

(grabado en la Catedral)

Es algo incomprensible que después de casi treinta años del final de la dictadura y tras una Ley de Memoria Histórica que recoge que dichos símbolos han de ser retirados de la vía pública, éstos permanezcan en el mismo lugar en que fueron plantados hace años.


A pesar de que IU y PSOE, así como grupos de intelectuales y ciudadanos, llevan años intentando que esa estatua sea retirada de la plaza, el PP se niega a ello. Entre sus argumentos en pro del monumento destacaría uno que me ha causado hasta gracia: "La Memoria Histórica ve manos facciosas y cosas muy raras, pero la verdad es que la gente que pasa por allí no ve nada de eso. Además la escultura lleva 30 años allí y nadie ha hecho nunca nada por quitarla" Prácticamente están tachando de paranoicos y exagerados a quienes no quieren que esa estatua esté ahí.


La verdad es que yo no puedo evitar lanzar una mirada repulsiva cada vez que la veo, que ya puede ser una obra de arte o lo que ellos quiera que sea, pero que si de tan elevado gusto artístico les parece que la lleven a un museo. No creo que sea agradable para ningún extranjero el visitar nuestra cuidad y percatarse de que yace ahí semejante monumento. Es como ir de visita a Alemania y encontrar una estatua de Hitler, a mi me chocaría muchísimo y me haría pensar que ese país continúa defendiendo a un dictador y genocida. De hecho ni en Italia ni en Alemania hay estatuas de Mussolini ni de Hitler.


Manteniendo este tipo de símbolos en nuestra calles esa es la visión que estamos dando, de tolerancia con la opresión y la dictadura, de ser una democracia bananera. Hecho que no hace más que acentuarse cuando abres una revista del corazón o enciendes la tele y observas que los descendientes del caudillo no sólo continúan viviendo en España sino que son personajes reputados y queridos por muchos ciudadanos. Es evidente que en nuestra transición hubo huecos, huecos que el tiempo ha ido ensanchando y que se han convertido en verdaderas incongruencias.


Una estatua de Franco o Primo de Rivera no es arte ni historia, es el culto a unas ideas fascistas que se llevaron por delante la vida de miles de personas y que oprimieron a otras tantas. ¿Porqué hemos de tolerar el culto público a semejantes individuos?


10/9/10

Salvando las distancias

(Puesta de sol en Torrenueva, en la costa granadina)



Dice la canción que cuando un amigo se va algo se muere en el alma, pues así me siento yo. Dorian, este post es un pequeño homenaje a tu persona en un intento de que el tiempo pase rápido hasta tu vuelta. Afortunadamente las nuevas tecnologías harán más llevadera la distancia, y seguro que antes de que Indie y yo nos hundamos en la melancolía y el recuerdo tú harás acto de presencia por estas conflictivas tierras.

Te dejo con un poema de Luis García Montero, granadino al igual que nosotras, para que no olvides las calles que tantas veces pisaste y obviamente con esa canción que tanto hemos bailado/gritado/cantado/saltado.


SONATA TRISTE PARA LA LUNA DE GRANADA

Esta ciudad me mira con tus ojos,
parpadea,
porque ahora después de tanto tiempo
veo otra vez el piano que sale de la casa
y me llega de forma diferente,
huyendo del salón,
abordando las calles
de esta ciudad antigua y tan hermosa
que sigue solitaria como tú la dejaste,
cargando con sus plazas,
entre el cauce perdido del anhelo
y el abrigo del mar.


Si estuvieras aquí
nada hubiese cambiado sino el tiempo,
el cadáver extrañado de sus ríos
que siguen sumergidos
como tú los dejaste.


Ahora
siento otra vez mi cuerpo poblarse de veletas
y lo veo extendido
sobre generaciones de ventanas antiguas
mientras la noche avanza solitaria y perfecta.


Somos de una ciudad
cargada de paciencia,
que no conoce el sueño de los invernaderos,
ni ha vivido la extraña presencia del amor.


Como pequeñas venas
los comercios esperan para abrirse mañana
y el deseo no existe
más allá de la luna de los escaparates.


Hemos soñado ya todos los sueños,
hemos vivido aquí
donde la historia olvida sus raíles vacíos,
donde la paz es negra y se recoge
entre plazas cerradas,
sobre tabernas viejas,
bajo el borde morado del misterio.


Alguna vez soñamos
con un mundo distinto:
era cuando el imperio perdido del azúcar
y llegaban viajeros
al calor de la industria.
Las calles se llenaron de motores rugientes
y la frivolidad
como una enredadera brillante por los ojos
nos ofreció de pronto
templada carne, lámparas de araña.


Parece que os recuerdo
abrazados al mundo entre trajes de hilo,
entre la piel hermosa de una época
que nos dejó sus árboles,
el corazón grabado
sobre las pitilleras, y su dedicatoria
en las fotografías.


Ahora
cuando el destino ya no es una excusa
sino la soledad,
y los cielos están bajo el tejado
como tú los dejaste,
todo recuerda un sueño sucio
de madrugada.


Aquí
no tuvimos batallas sino espera.
La guerra fue un camión que nos buscaba,
detenido en la puerta,
partiendo con sus ojos encendidos
de espía
y al abrigo del mar.
Más tarde
entre canciones tristes de marineros rubios
todo quedó dormido.
De balcón a balcón
oímos la posguerra por la radio,
y lejos,
bajo las cruces frías de las plazas,
ancianas sombras negras paseaban
sosteniendo en las manos
nuestra supervivencia.


Esta ciudad es íntima, hermosamente obscena,
y tus manos son pálidas
latiendo sobre ella
y tu piel amarilla, quemada en el tabaco,
que me recuerda ahora
la luz artificial del alumbrado.


Vuelvo hacia ti. Mi corazón de búho
lo reciben sus piernas.
Como testigos mudos de la historia
acaricio las cúpulas perdidas,
palacios en ruina,
fuentes viejas
que recogen la luna
donde van a esconderse los últimos abrazos.


Verdes en el cansancio
de todas las esquinas
esta ciudad me mira con tus ojos de musgo,
me sorprende tranquila
de amor y me provoca.


Amanece
moradamente un día
que las calles comparten con la lluvia.
La soledad respira más allá
de las grúas
y mi cuerpo se extiende
por una luz en celo que adivina
los labios de la sierra,
la ropa por las torres de Granada.


La madrugada deja
rastros de oscuridad entre las manos.
Oigo
una voz que clarea. Lentamente
los tejados sonríen cada vez más extensos


y así,
como una ola,
entre la nube abierta de todos los suburbios,
esta ciudad se rompe sobre las alamedas,
bajo los picos últimos
donde la nieve aguarda
que suba el mar, que nazca la marea.

("El jardín extranjero", 1983)

7/9/10

Inocencia interrumpida


Si en mi última entrada hablaba de como nos hemos acostumbrado a que los políticos cometan delitos, hoy hablo de otra cuestión aún más preocupante, el como los niños se han acostumbrados a ciertas actitudes. Cuando se habla con niño pequeño siempre se alude a su inocencia y su pensamiento puro, su mente a esa edad no está aún moldeada por la sociedad, ello conlleva que no poseen prejuicios y que muchas cosas que nosotros consideramos normales ellos no las entienden, quizá porque relamente no sean tan naturales como nosotros las vemos.


Pongo un ejemplo clásico, cuando los niños comienzan a interesarse por lo que les rodea suelen preguntar a sus padres por qué trabajan y estos suelen contestar que lo hacen para ganar dinero y poder vivir. Sin embargo ellos no entienden que sea necesario pasar tantas horas haciendo algo que no gusta sólo para ganar dinero, cuando para nosotros es algo absolutamente normal.


Los niños tienen un modo de ver la vida y la realidad que les rodea, así como de vivirla, que carece de maldad e interés material; encanto que se rompe a medida que se ven forzados a modificar su conducta "políticamente incorrecta" para adaptarla a los reglas sociales. En cierto modo, la forma en que los niños observan y aman la vida es más correcta y natural que el modo en que lo hacemos nosotros, ya que adornamos nuestra existencia con una serie de reglas injustas que usualmente sólo nos benefician a nosotros, y la basamos en el interés y bienestar personal.


Sin embargo, en muchos casos los niños pasan a ser adultos o a pensar como ellos rápidamente, el tránsito a la madurez es inmediato. Me refiero a dos tipos de casos, aquellos en que se ven obligados a trabajar y a asumir obligaciones que no les corresponden, y aquellos otros en que sus mentes están dominados por ideas que distan mucho de contener esa pureza infantil.





En el primer de los casos estamos hablando de la conocida explotación infantil, situación que se da especialmente en los países en desarrollo donde las familias no tienen dinero para subsistir y los niños se ven forzados a trabajan en lugar de estar jugando o estudiando. Es una de las situaciones que más tristeza e impotencia me producen; niños que no tienen la oportunidad de disfrutar su infancia, sometidos a un régimen de trabajo durísimo y cuyas ilusiones, esperanzas y sueños se ven quebrados por la miseria.


Pero hoy me quiero referir en especial a ese segundo caso, niños que portan ideas algo inusuales dada su edad e inocencia. Hablo de la habitualidad con la que muchos niños de en torno a diez años hablan de la guerra y la violencia, como si fuera algo perfectamente natural y racional. Puede que nosotros los adultos consideremos normal que un país "democrático" invada otro para instaurar en él la paz (aunque he de decir que yo no lo considero normal y sé que muchos de vosotros tampoco, pero a nivel general por desgracia es considerado así), pero que un niño vea esto normal me inquieta. Apuntaría como causa principal de este fenómeno los videojuegos de guerra y violencia, que los habituan a ella y tienen además un efecto perjudicial en el niño, ya que puede llegar a incentivar su agresividad. Pero tampoco podemos olvidar que los niños imitan el comportamiento de los padres y si observan que sus progenitores no se alteran al tener noticia de guerras y sucesos violentos ellos aprenderán a verlo como algo que ocurre todos los días, una concepción cotidiana de la violencia que lleva a que sea considerada casi como inevitable y natural. Es ahí donde creo que radica la peligrosidad de tal concepción: nadie hace nada para evitar las guerras porque son algo cotidiano, algo que ha de ocurrir y que no se puede evitar. La guerra se convierte en poco menos que en lo que hemos convertido el hambre en los países en desarrollo, un fenómeno habitual y cais natural que no puede corregirse porque "es así". Aceptamos que millones de personas semejantes a nosotros han de morir víctimas del hambre, la enfermedad o la guerra porque es lo que les ha tocado, porque han tenido la mala suerte de nacer al otro lado de la frontera, ¿es esto realmente lógico?. Muchos dirán que no, pero que es lo normal. Oír a un niño decir esto mismo tiene un mayor impacto porque el día de mañana su opinión probablemente no cambiará, y si imaginamos que el futuro depende de los niños de hoy en día la situación se torna negra.

Pero el verdadero centro de la cuestión, lo que realmente despierta mis temores, es el racismo en niños de tan corta edad; es un fenómeno que se está extendiendo enormemente y que no es natural en niños. El otro día comentaba una compañera que un día preguntó a varios niños si ellos se sentarían al lado de un niño negro, ¿qué creéis que ocurrió?, pues que muchos respondieron que no. Resulta difícil de creer que a una edad tan temprana puedan mostrar ese tipo de aptitudes que son usuales en muchas personas adultas. Y del mismo modo considero que la razón de que tengan ese tipo de prejuicios es de los padres, los mismos que envían a sus hijos a colegios privados porque el número de alumnos extranjeros en los públicos es alarmantente alto. Esos padres, que ante todo creen mirar por el bien de sus hijos y lo que están haciendo es marcarlos con el hierro candente del racismo, deberían replantearse muchas cosas.

Porque cuando hablamos de infancias rotas, niños que no sienten ni actúan como tal, yo incluiría a estos que son víctimas de las ideas perjudiciales de su entorno, tanto familiar como social; sin olvidar que la televisión, esa gran caja boba, tiene también una gran responsabilidad en este asunto.

1/9/10

Los delitos de los poderosos




Después del periodo estival, caracterizado en el mejor de los casos por el descanso al sol y la relajación de cuerpo y mente, nos vemos obligados a retomar las rutinas y obligaciones que dejamos aparcadas. Y es que a la bueno uno se acostumbra pronto, pero también a lo malo, al menos en lo que a algunos sectores se refiere.

Me desagrada y disgusta observar que hemos terminado habituándonos a una serie de conductas llevadas a cabo por nuestros dirigentes políticos, hasta el punto de llegar a considerarlas habituales e incluso normales. Me refiero en primer lugar a esos delitos que suelen poblar la prensa, tales como tráfico de influencias, prevalicación o cohecho. Puedo señalar diversas figuras, "El bigotes" o Ricardo Costa, pero hoy me refiero en especial a Camps. Cual fue mi sorpresa hace un par de días (el sábado pasado) al abrir el periódico y leer que este señor, imputado en la trama de corrupción Gürtel por aceptar supuestamente unos costosos trajes, va a ser de nuevo candidato a la presidencia de la Comunidad Valenciana por el PP. Me parece algo incoherente que un partido político continúe aceptando entre sus filas a alguien que puede haber cometido un delito; aunque hay que matizar que el Tribunal acordó el sobreseimiento el asunto, éste no está plenamente cerrado y puede que la investigación se reabra.

Un pilar básico del sistema político es la confianza en nuestros representantes, ¿cómo confiar en alguien que no se sabe si ha delinquido o no? Si se hubiera probado de forma efectiva que Camps no aceptó ese soborno no me plantearía esta cuestión, pero el problema es que no lo sabemos. Que un partido político permita que alguien de dudosa honradez continué entre sus filas denota que o bien el partido tampoco anda sobrado de la misma o bien que confía en que es inocente; personalmente yo no pondría la mano en el fuego por Camps. Pero peor aún se plantea el asunto si lo miramos desde el lado de los votantes del partido, que permiten a su vez que una persona de dudosa reputación les represente. En este caso ocurre lo mismo, unos creerán que no lo hizo y a otros, sorprendéntemente, les importará bien poco.

Pero si hay algo a lo que verdaderamente nos hemos acostumbrado, y que me irrita más que este pequeño asunto de Camps, es a no tachar de delincuentes a aquellos que cometen este tipo de delitos económicos y políticos. Cuando se habla de delincuente siempre se menciona a quién realiza delitos de hurto o robo, vandalismo, asesinato, etc. Y muchas veces se incluyen connotaciones racistas o discriminatorias en esta definición, dirigidas sobre todo al colectivo rumano, gitano o musulmán y a los drogodependientes. Incluso gente que se considera no racista tiene la firme creencia de que los rumanos vienen a nuestro país a delinquir, y este pensamiento es alarmántemente habitual en todos los sectores sociales. Para mí no existe esa diferencia entre los delitos de los pobres y los de los poderosos, y no veo normal que éstos últimos sean juzgados de forma más benevolente por la sociedad. Camps, por continuar con el ejemplo, si hubiera delinquido sería igual de delincuente que yo si robara un CD en el Corte Inglés; de hecho sería igual de delincuente que un rumano que robara en un supermercado.

Y es aquí, en ese plano de igualdad en el que no parecen estar a nivel social estos tipos de delitos, donde se aprecia la importancia de ciertos matices. Los delitos de los poderosos tienen una connotación añadida de la que suelen carecer otros delitos, y es que "el poderoso" nunca se dejará sobornar por necesidad sino por avaricia, interés o mero gusto. Produce una cierta irritación el observar cómo este tipo de gente que tiene un sueldo aceptable desee aún más y tenga la poca honradez de llegar a cometer un delito para colmar su avaricia y ansias de poder, y más horror aún que no sean calificados de delincuentes aún cuando estén probados sus delitos. Volviendo a Camps, y para cerrar el círculo, no lo califico de delincuente porque obviamente aún no hay una sentencia firme sobre el asunto, pero si se llega a probar será al menos para mí un delincuente y no un político corrupto, término suavizador que suele emplearse.

Dejando a un lado el problema del empleo del término delincuente, lo cierto es que sigue siendo muy triste el que alguien se meta en política llevado por intereses económicos o de poder, en lugar de hacerlo llevado por un ferviente deseo de mejorar lo presente y ser la mano, que no la voz, del pueblo que ha confiado en él.