30/9/09

Racismo



¿Porqué nos empeñamos en justificar lo injustificable? ¿Porqué pensamos que el racista sólo defiende su cutura y su país frente a agresiones de extranjeros? ¿Porqué pensamos que el racista únicamente es un verdadero patriota? ¿Porqué en muchos casos se aplauden las acciones del racista? Peor aún, ¿porqué se considera racismo una paliza a un inmigrante y un insulto (o el simple menosprecio) no?


El racismo es un tema que realmente me frustra, me hace llorar de rabia y de impotencia, me quema... Observo que la gente tiene muchas actitudes racistas y no lo percibe, que habla de los inmigrantes como delincuentes o como usurpadores. España pintada por los racistas parece una fortaleza llena de riqueza a la que intentan acceder los bárbaros para apropiarse de ella. Incluso la mayoría de la población defiende (sin darse cuenta) argumentos racistas, en temas de sanidad, educación...parece que somos nosotros los únicos que tenemos DERECHOS porque vivimos en nuestro país.

No lo entiendo, no lo quiero entender ni justificar. No creo en las fronteras, no me importan, todos vivimos en el mismo planeta, nadie es extranjero ni ilegal. Me da pena observar que muchas veces nos empeñamos en levantar muros entre nosotros, es más fácil eso que admitir que tenemos miedo de los demás. El racismo se resume en ese miedo al extranjero, a que puede venir a quitarnos el trabajo o a abusar de nuestra sanidad o educación (pensamientos muy de votantes del PP). Por desgracia el racismo está realmente arraigado en la sociedad: grupos políticos, sociales o ideológicos lo defienden en mayor o menor medida.

Hoy no pienso callarme ni una, porque estoy cansada de ver que partidos como Frente nacional (abajo dejo el vídeo de su campaña política, una auténtica basura racista) o Democracia Nacional (su cartel de promoción es también una perla, es el que aparece arriba del todo) son abiertamente racistas y LEGALES. ¿No prohíbe acaso la Constitución la apología del racismo? Habrá quién diga que hay que respetar estos ejemplos porque estamos en una democracia y existe libertad de expresión. Pues no, no los respeto. No pueden pedirme que respete a quién no respeta a los demás, no pueden pedirme que deje hablar a quién daña a los demás con sus actos y sus palabras. No puedo aceptar que partidos políticos coman la cabeza a la gente con palabras envenenadas, introduciéndoles ideas que son basura. ¿Porqué esa pasividad general? ¿Porqué nadie condena estos partidos y las ideas que defienden?
Simplemente decir que el racismo es un problema de todos y que va en aumento. Sólo espero que llegue el momento en el que todos comprendamos que somos iguales, que las palabras envenenadas dañan a todos por igual, que todos sufrimos y lloramos la pérdida, que la sangre que mana de nuestras heridas es del mismo color. Mientras tanto, lucharé por hacer entender estas ideas, por cambiar algo dentro del que piensa así (aunque sea difícil porque los racistas sólo ven lo que quieren ver). Lucharé por el simple hecho de que no soporto el sufrimiento del que está a mi lado, sea blanco, negro o amarillo, y considero que el que está a mi lado es todo aquel futuro, presente o pasado que habita en el mismo sitio que yo, la Tierra.


Posdata: sin ser mi intención, al volver a leer esto me he dado cuenta de que cambiando la palabra "racista" por "fascista" en el primer párrafo el resultado es muy inquietante.



Me interesa mucho vuestra opinión sobre el tema, dejo a la derecha una encuesta.

23/9/09

Chismes celestiales


-Míralos ahí abajo, Pedro -decía Dios bajando la vista a la Tierra- Últimamente están muy revueltos.
-Ya lo veo, Señor -contestaba él bajando igualmente la vista- ¿Cuando cree qué será el momento de echarles una mano?
-Siempre estamos con lo mismo, Pedro...-decía él fatigosamente- Aún no es el momento.
-¿Cuando será el momento, Señor? -preguntaba San Pedro muy quisquilloso.
-¡La impaciencia es tu mayor defecto, Pedro! Tenemos toda la eternidad por delante -le reprendía mientras tomaba asiento en una gran nube.
-¿Puede preguntarle algo, Señor? -la cara de San Pedro se iluminaba mientras le tendía una bandeja de galletitas saladas.
-Adelante, Pedro - decía Dios con serenidad mientras tomaba algunas con la mano.
-Verá, los padres dicen que quieren a todos los hijos por igual, pero siempre habrá alguno al que aprecien más que a otro -comenzaba diciendo tímidamente- Luego, usted como padre de la humanidad ¿quiere a algunos hombres más que a otros?
-Buena pregunta -decía él sin poder reprimir una sonrisa - Dado la honestidad de tu pregunta te responderé de igual modo. Lo cierto es que hay hombres que me agradan más que otros, no ya en el sentido de bondad o maldad, sino en un sentido más general aún. Siguiendo la tendencia de "ellos" a clasificarlo todo, haré mi propia clasificación, algo así como los grados de aprecio o agrado.
San Pedro, muy silencioso, agarraba una nube por detrás para sentarse mientras atendía a cada una de las palabras de su Maestro. Su rostro era presa de la excitación, no cualquier apóstol ni ángel compartía aquellas confidencias con Dios.
-En el grado tercero -continuaba Dios explicando- situaría a aquellos que creen en mí por...
-¡¿Va de agrado en desagrado o al revés?! -preguntaba San Pedro exaltado, tanto que tuvo que sujetarse fuertemente a la nube porque ésta estaba a punto de volcar.
-El grado tercero equivaldría al mayor grado de desagrado y el primero al mayor agrado -decía Dios estabilizando la nube de San Pedro que luchaba por escapar- Cómo iba diciendo, en el grado tercero situaría a aquellos que creen en mí, por varias razones:
1 En primer lugar porque la mayoría de ellos realmente no creen en mí, simplemente dicen que son cristianos como quién dice que es soltero, por pura conveniencia y/o apariencia. Estos son un pequeño estorbo, pero tampoco me molestan demasiado, porque al fin y al cabo sólo se engañan a sí mismos.
2 Luego están aquellos que han sido educados desde pequeños para creer en mí, y creen en mí sencillamente porque no pueden conocer ni creer en otra cosa. Estos jamás se plantearán su fe, sólo pueden ver lo que les han enseñado. Estos en muchas ocasiones me molestan porque no ven la realidad, pero en el fondo son víctimas de otros hombres.
Ambos realizarán buenas acciones, para quedar bien (en el caso de los primeros) o por obligación (en el caso de los segundos), es decir, por obligación a mí, porque creen que es algo que me deben.
3 También he de incluir en este punto, aunque realizando un punto y aparte, a aquellos que creen en mí por propia convicción, dejando de lado ese dogmatismo religioso que se ve en otros hombres. Estos sí me agradan, porque han llegado ellos mismos a esa conclusión.
En un segundo grado -continaba diciendo mientras San Pedro realizaba cabeceos a modo de asentimientos- situaría a aquellos que no saben si creer en mí o no, aquellos que no lo tienen claro. Unos porque esperan una prueba, otros porque creen que algún día se despertarán y sabrán la respuesta. En cualquier caso ambos deberían saber que no es una cuestión tan importante, mejor gastar el tiempo en buenas obras que en buscar una respuesta.
Y en el primer grado situaría a aquellos que no creen en mí -terminaba dicidendo.
-¿Cómo va a sentir mayor agrado por aquellos que no creen en su existencia? -preguntaba San Pedro confunso.
-Porque ellos son los que realizan las buenas acciones sin tener en cuenta si éstas me agradan o si les abrirán las puertas del cielo, simplemente si hacen algo bueno lo harán para complacer a los demás y a sí mismos. Son aquellos que distinguen lo bueno y lo malo sin necesidad de una Biblia.
-Pues ahí abajo la gente está muy equivocada -decía San Pedro contemplando la Tierra- ¿No piensa decirles algún día todo esto?
-No -contestaba Dios mientras con su dedo tocaba la superficie del mar- Aún estoy esperando a que sean ellos los que se den cuenta del error.

21/9/09

Cuestiones del mañana

Hay una frase que dice: "Quién tiene menos de 30 años y no es liberal, no tiene corazón. Quién tiene más de 30 años y es liberal, no tiene cerebro"

Muchas veces, quizás demasiadas, me encuentro pensando en los estragos que el paso del tiempo provoca en nuestras ideas, en nuestra forma de ser o en nuestras ilusiones. Conozco mucha gente que ha cambiado radicalmente en pocos años, debido (supongo) a que la adolescencia es ese periodo en el que la gente comienza a formarse como persona interiormente. Evidentemente también me ocurrió a mí, podría decir que soy una persona muy diferente a la que era con 13 0 15 años. Creo que lo poco que ha perdurado en mí ha sido esa ilusión por todo lo que hago, ahora orientada hacia otros lares.

Cuando pienso en todo ello me pregunto si volveré a cambiar, igual que ocurrió en aquel entonces. Porque aunque todos estamos en constante cambio, hay dos momentos en la vida de una persona que hacen sacudir nuestro interior. Normalmente en la adolescencia uno comienza a orientarse hacía la clase de persona que desea ser, pero a esa edad estamos bajo el cuidado de nuestros padres, no tenemos responsabilidades, es todo muy diferente (en cierto modo) a la "vida real". De modo que cuando uno cree que ya está orientado, cae de golpe en la realidad, en el mundo de las responsabilidades, los hijos, el trabajo...(más o menos en torno a los 30). Es en esos instantes cuando dejamos de lado todas esas ideas que habíamos ido madurando y el sistema nos impone las suyas propias, siendo la regla de oro el famoso: cuanto más dinero tengas más feliz serás. Así que a los 30 es cuando se considera que una persona ha madurado lo suficiente porque ha abandonado todos los sueños e ideas que había tenido en su "alocada" juventud y sólo vive para el trabajo y el dinero. Cosas que parecen ser las únicas que importan hoy en día.

Siempre me he preguntado cómo es posible ese cambio radical en una persona, cómo dejar de lado ideas que forman parte de tí porque son con las que has madurado. Sólo se me ocurre una respuesta (dejando al margen el sistema social), y es que la gente no tiene tiempo ni ganas de pensar. Nadie se para a pensar qué hace y porqué lo hace, nadie tiene ganas de malgastar su tiempo reflexionando sobre su persona. Es más fácil adoptar las ideas neutras de otros o simplemente no plantearse cuestiones.

Por eso, llegados a este punto, siempre me he preguntado que sería de mí al cumplir los 30, en que rincón habría dejado mis ganas de luchar, mis ilusiones, mis reivindicaciones. Es una pregunta que no puedo contestar, será el tiempo el que me de la respuesta. Pero tengo la certeza de que lo bueno en una persona siempre perdura, igual que ha perdurado esa ilusión de mi infancia perdurará la esencia de lo que hoy soy.

Es lo único que le pido al mañana, que no deje que me vaya perdiendo por cualquier rincón.



18/9/09

Mutismo



"Podría salir a la calle a gritar a pleno pulmón palabras incoherentes como:
¡Manzanas, cuchillo, pájaro, vida, cubrir, lirio!
Podría salir a la calle a gritar frases incoherentes como:
¡Mi coche roto niño corre calle!
Podría salir a la calle sin rostro, sin boca ni oídos, sin sentidos
Podría salir a la calle sin razón ni corazón
Si lo hiziera alguien me escucharía, me vería, me oiría


En cambio salgo a la calle con un rostro plagado de lágrimas
para gritar cosas como:
¡Guerra, caos, hambre, injusticia!
Y nadie me escucha, me ve, ni me oye


Alrededor andan y caminan sin rostro, razón ni corazón
Veo bocas, oídos y sentidos, no hay palabras coherentes
Porque ni ven, ni oyen, ni hablan, ni piensan
Alrededor de sus ojos vendas, alrededor de su boca hilos,
una burbuja de aire que hace que sólo se oigan a sí mismos.
...Y yo me acerco con una aguja...

15/9/09

De vuelta

De doble vuelta, en cuerpo y alma, sería mejor decir. De cuerpo porque ya no estoy perdida en un pueblecillo costero que sólo se compone de un paseo marítimo y tres hileras de bloques y de alma porque creo que he renacido cual ave fénix.
Siempre hay momentos en mi vida en los que me estanco. Me levanto una mañana en perfecta armonía, el cielo precioso, el viento precioso, la gente preciosa y de repente, sin causa aparente o por una pequeña detonación estalla el “boom de frustración”. El cielo se me cae encima, las lágrimas se desbordan y pienso: ¿Quién soy? No soy nada, no seré nada.
Me ha pasado, me pasa y me volverá a pasar. Hace unas tres semanas ese “boom” estalló, sin previo aviso, por una discusión con mis padres. Fue como un tornado que arrasara con todo a su paso, así me sentí, desolada. Un tornado que logró sacar a flote todo lo que llevaba años escondiendo. Recuerdo que llegue a plantearme si podría vivir con ese dolor si no conseguía enterrarlo. Curiosa pregunta la que me hice. Llegue a pensar que estaba en un punto sin retorno, no podía volver a atrás para arreglar las cosas y no podía avanzar para dejar pasar lo malo. Es algo muy difícil de explicar, pero supongo que a todos os habrá pasado alguna vez. Es esa sensación de vacío, de no saber que va a pasar mañana, de no saber si serás capaz de salir del hoyo o de si saldrás bien parado. Cuando sólo deseas que el tiempo se pare, para siempre, para no seguir avanzando. En ese momento yo desenterré muchas viejas sensaciones, que me hicieron llorar, más que eso, me hicieron darme cuenta de que la felicidad sólo depende de nosotros mismos, no de lo que nos rodea.
Me acosté con esa pregunta en mi mente, ¿qué haré si no logro volver a enterrar este dolor? Me veía en un pozo negro, como me había visto en un determinado momento de mi infancia. Un pozo del que por aquel entonces me costó años salir. Temía volver a sentir ese dolor, que todo lo que había construido en los últimos años se derrumbara por una simple palabra o discusión. Sólo veía preocupación, por el presente por el futuro…Y cuando desperté a la mañana siguiente me respondí yo misma la pregunta: si te preocupas por todo terminarás muriéndote de preocupación. Así de simple, nada de la vida es demasiado bonita para vivir amargada, no, más simple: sigue andando. Qué más da que te hayas caído o que te hayan tirado, el camino es demasiado corto como para pararse. ¡Sigue andando!
Y así salí del pozo, tan rápido como entré. Seguí andando y me dije: ya se arreglará. ¿Se arregló o no? Lo cierto es que los viejos horrores siguen a flote, pero ya no me preocupan, sinceramente, mi vida es demasiado corta para preocuparme por ello, sólo sé que seguí andando y que hasta aquí he llegado. Sé que me quedan miles de cosas por hacer, por sentir, por vivir; buenas o malas no es lo importante.
Sé que lloré y que eso me hizo darme cuenta de que hay cientos de cosas por las que reír. Que le vamos a hacer, soy irrealista, soñadora, inconformista, soy utópica…

Siento no haberme despido de vosotros cuando me fui de vacaciones, pero nunca digo adiós, siempre digo hasta luego. Estaba convencida de que volveríamos a cruzarnos en el camino...
Espero que hayáis pasado todos unas buenas vacaciones y que tengáis las energías renovadas, este otoño nos toca seguir luchando a todos: los estudiantes, porque parece que el Plan Bolonia va a seguir adelante, los parados porque parece que la situación no se arregla, los paranoicos porque la Gripe A nos amenaza...
Pero no hay que alarmarse, todo se arregla . Os dejo aquí una canción que me encanta y que seguro que os da fuerzas: