Pitágoras dijo: "Eduquemos a los niños para no tener que castigar a los adultos". Una verdad estridente.
De nuestra sociedad actual saldrán en el futuro abogados, científicos, ingenieros, maestros...todo tipo de porfesionales altamente cualificados y con la pared llena de títulos. Pero, ¿saldrán personas humanas? ¿personas conscientes del mundo injusto y desigual en el que viven? ¿personas concienciadas con los graves problemas sociales que nos azotan? Yo creo que no.
Por mucho que los telediarios o los periódicos nos adviertan de los problemas existentes seguiremos dándoles la espalda, prefiriendo vivir en nuestra burbuja dorada. Ese es el problema actual.
Crisis, recesión, crisis, paro...problemas menores. Hay paises donde la gente se muere de hambre o sida y nadie mueve un dedo, sólo cuando los problemas afectan a "nuestro mundo" es cuando echamos la vista al cielo. Nos educaron para tener ambiciones económicas, aspirar a un puesto de trabajo digno, elevarnos a un status social superior; no para mirar al otro lado del océano y dar nuestra mano.
Y queremos que nuestros hijos sean educados del mismo modo, y lo estamos consiguiendo. Estamos logrando que todo se reduzca a una espiral de dinero, trabajo y bienestar. Para qué preocuparnos de los demás cuando nosotros estamos bien; luego llegan los problemas y esperamos a que el otro tienda la mano. Egoísmo puro.
Nos echamos las manos a la cabeza cuando hay una víctima de violencia de género, cuando hay acoso escolar, cuando hay violencia en las calles, cuando hay un botellón. ¡Pero si los hemos educado para pensar en ellos mismos y en su bienestar!, ¿de qué nos sorprendemos?.
Hay un "tsumani" de egocentismo que se está llevando por delante a todo el mundo. Una ola gigante de hipocresía y billetes, es la sociedad del siglo XXI. La única forma de acabar con la ola es atacarla por donde empezó: la educación.
Demosles a nuestros hijos una educación ética, basada en el respeto, en la solidaridad, en la comprensión. Una educación que los convierta en seres humanos, en personas comprometidas con la sociedad y que sepan convivir en ella. No se trata de enseñarles que Dios existe, sino de mostrarles que los demás existen.
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